Después de Nora, Sala Atrium presenta a Júlia, la segunda entrega de su trilogía de la imperfección. Un montaje que sigue apostando por la estética rompedora que vimos en Nora aunque, en esta ocasión, con un resultado más redondo y coherente. Raimon Molins establece un diálogo visual muy interesante entre la versión cinematográfica de Alf Sjöberg y su propia lectura del texto de Strindberg.
Es cierto que el recorte del texto provoca una cierta precipitación de los hechos y algunos descalabros en la progresión emotiva del personajes, pero el resultado final resulta evocador y bello, sobre todo gracias a las magníficas interpretaciones de Patrícia Mendoza, Jordi Llordella y Mireia Trias.
Una inesperada puesta en escena para un clásico
Júlia
12/02/2017