Existen muchas tradiciones familiares, pero pocas tan arraigadas como el oficio del actor, y eso es la familia Pla.
El Teatre Lliure apostó por el talento joven dando carta blanca a Oriol Pla para que escribiera y dirigiera lo que quisiera, y apostaron bien, porque es una delicia de obra donde se ve reflejada la vida, el teatro y la unión familiar.
Un espectáculo íntimo que mezla diferentes estilos y miradas teatrales y refleja el choque generacional entre el teatro de calle y el teatro moderno, pasando por el clown, el drama, el gesto, la comedia más pura e incluso el traslado de un clásico a la cotidianidad al recitar un Shakespeare cocinando una tortilla.
Una ventana al día a día de la familia, que se percibe de forma tierna, con una estructura alocada que, en ciertos momentos trastoca. Debes confiar en lo que vendrá, no plantear esquemas, porque la barrera entre la ficción, la realidad y la mezcla de ambas puede ser imperceptible.
Risas, sonrisas, lágrimas a flor de piel y una lección de vida de las que dejan huella. Una huella que va a quedar sobre toda persona amante del teatro que entre al Espai Lliure.