Ser o no ser, esta es la cuestión. O a veces no. Quizás la pregunta es que se quiere ser o cómo admitir quien se es. Demasiado filosófico, quizás.
Guillem Albà en su última producción empieza haciendo las preguntas planteadas por William Shakespeare en una interpretación supuestamente seria de su Hamlet. Este es el inicio de una autorreflexión alrededor de su vida personal y laboral, sus miedos de estar encasillado y perder de vista aspectos importantes de su vida y también cuál sería su legado si desapareciese.
Cómico y divertido, Albà se representa a sí mismo y, por lo tanto, su faceta clown va saliendo de vez en cuando en la narrativa. Arrancando risas entre el público cada pocos minutos, con una trama sencilla con toques musicales esta producción se presenta amena y juguetona. Albà hace tándem en esta ocasión con Aitana Giralt que con su personaje provoca la reflexión en voz alta del intérprete y lo anima a hacer un balance de su vida. Giralt es un auténtico descubrimiento en su interpretación natural sin complejos, su personaje y su trabajo encima del escenario son los auténticos atractivos de esta pieza.
La narración tiene ritmo y juego hábilmente con el diseño de luz y de música. Gusta especialmente el momento musical que se puede disfrutar recuperando temas “clásicos” reconocidos por toda la audiencia -que canta en secreto-, aunque el último tramo se alarga demasiado y hace que se pierda el aire que le daba a la obra.
Con todo, una propuesta interesante que abre una puerta más al mundo del teatro desde dentro.