El primer día de clase en las escuelas de arte dramático suelen explicar los profesores de interpretación que en muchos idiomas «jugar» e «interpretar» son, en realidad, una misma palabra: «play» en inglés, «jouer» en francés , etcétera. Basándose en esta filosofía esencial de los mecanismos teatrales, Tot bé gràcies construye un juego de actores divertido, fresco, por momentos un poco caótico pero, en conjunto, muy libre y espontáneo. Cesc Casanovas, Miquel Ripeu y Elías Torrecillas realizan un ejercicio valiente con el que, casi sin ningún elemento externo, nos cuentan tres historias medio entrelazadas donde mezclan monólogo, mimo, improvisación, música, chistes, crítica social y situaciones surrealistas. El espectáculo contiene momentos más acertados que otros y, por el formato, tal vez es un poco demasiado largo. Pero nos encontramos ante tres actores cómicos de gran altura, con todo tipo de recursos y ciertamente carismáticos. Es cierto que, tal vez, serían necesarios retoques de dramaturgia pero también que esto traicionaría el espíritu del espectáculo que, en su imperfección, es, por encima de todo, una propuesta muy honesta. Los toques de nostalgia, además, añaden un componente de simpática emotividad que, junto con la interacción entre ellos y ciertas idas de olla, es lo mejor de este montaje que tiene como único objetivo hacer reír… lo que consigue sobradamente.
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