Tosca es una de las óperas más conocidas y apreciadas por el público catalán. Se basa en una obra de teatro de Victorien Sardou. Puccini la vio en Milán y encargó el guion a Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Se estrenó en Roma en 1900. El estreno de este mes es una coproducción con el Teatro de la Maestranza de Sevilla bajo la dirección de escena de Paco Azorín.
El público operístico sabe qué va a ver y muchos conocen todas las arias y muchos momentos de la ópera. Por esto van a ver un nuevo montaje, nuevas voces, nuevas formas de expresión. En este caso la repetición del montaje de hace 5 años decepcionó un poco. Al levantar el telón ya reconocimos las tres escenografías todas ellas con una excesiva oscuridad. Suponemos que reflejaban el terror de Floria Tosca que Azorín quería transmitir a la ópera. Confiábamos pues en los cantantes. Es una ópera de tres personajes que tienen un gran papel y a quienes se les conceden arias muy bonitas.
Jonathan Tetelman era Mario Cavaradossi, tenor norteamericano que debuta en el Gran Teatre del Liceu para substituir a Fabio Sartori. El público estaba muy expectante. En el primer acto durante el diálogo con el sagristano, su voz quedaba oculta tras la música de la orquesta. Con el aria “Reccondita armonia” recuperó la confianza del gran público y fue aplaudida más para darle apoyo que por haber cantado con un gran lucimiento. Tetelman es un buen tenor, técnicamente muy correcto pero le falta llegar al alma del espectador. Aun así, en la tan esperada aria de tenor “E lucevan le stelle” al final del tercer acto en el Castel Sant’Angelo, cumplió las expectativas y fue calurosamente ovacionado.
Floria Tosca es la ucrainesa Ludmyla Monastyrska. Pudimos disfrutarla en la temporada pasada en Manon Lescaut y no nos sorprendió su gran calidad y sensibilidad vocal. “Visi d’arte” fue una delicia. El silencio era abrumador.
Erwin Schrott, el malvado barón Scarpia, el gran bajo-barítono chileno fue la estrella y el gran protagonista del estreno. Demostró un gran dominio de la voz y de la expresión corporal. Demostró ser un gran actor que sabía transmitir la maldad de su alma. “Tre sbirri, una Carroza” fue el aria de más lucimiento.
Stefano Palatchi era Cesare Angelotti. Es un bajo con poco papel en esta obra pero de manera brillante Palatchi nos acompaña en todas las temporadas en diferentes papeles y es muy querido por el público del Liceu.
Si no habéis visto esta producción no os la perdáis y aun repitiendo, Floria Tosca siempre es un personaje que enamora. Sus arias remueven los sentimientos más profundos.