Hay personas que piensan que no encajan en ningún ambiente, que no consiguen encontrar su sitio en la sociedad porqué son lo que las otras denominan raras o frikis. No se tiene que olvidar que siempre se puede encontrar a aquellos que son iguales o parecidos a una misma, solo es necesario saber donde buscar.
Janet y Brad se comprometen y en su viaje para visitar a un antiguo profesor de él, en medio de una tormenta, se quedan barrados y tienen que pedir ayuda a la única casa que encuentran a su alrededor. Dentro conocerán a Frank-N-Furter y su servicio, unos personajes peculiares. Toda la trama narrada y envuelta por temas musicales que sobresalen de los parámetros.
Directo desde el West End de Londres, la euforia y la diversión llenan el escenario durante este espectáculo. La desinhibición y la búsqueda de la libertad física y mental son uno de los leitmotiv de esta aventura. El montaje, la música en directo, las voces y un sonido perfecto forman una producción magnífica que la espectadora no quiere que acabe nunca.
Con una energía intensa que no decae en ningún momento del espectáculo, no deja respirar al público ni un solo momento. Lo atrapa y lo obliga a bailar y cantar -ya sea en voz alta o disimuladamente-. La brutalidad de esta obra es que converge a todo el público en un único estado de ánimo: la alegría y el gozo. Es una experiencia compartida que no se olvida fácilmente y que se celebra conjuntamente con el 50 aniversario del musical.
Richard Meek es un Frank-N-Furter espectacular, la fuerza y pasión con las que domina el personaje y el escenario son revolucionarias. Es el polo donde totas las miradas se dirigen cuando interviene, su voz potente resuena en todo el patio de butacas y deja con la boca abierta en cada nota que entona. Haley Flaherty (Jane), Reece Budin (Brad), Darcy Finden (Columbia), Suzie McAdam (Magenta), Kristian Lavercombe (Riff Raff), Joe Allen (Eddie, Dr. Scott) y todo el reparto de fantasmas y sirviente lo dan todo durante toda la producción. Voces increíbles y una presencia en el escenario inmersa.
Que absoluta maravilla la Magenta y el Riff Raff de McAdam y Lavercombe, ellos son los artífices del número por excelencia de este musical Time Warp, una coreografía con una letra y melodía que están grabadas a fuego a la cabeza de cualquiera que haya visto alguna vez la obra o la película y que hermana a todo el público cantando y movimiento las piernas.
Todo lo que se pueda decir queda corto para describir un gran musical hecho por un equipo magnífico, que se podría ver en bucle y nunca cansaría.