Mel Brooks es uno de aquellos genios indómitos que a veces aparecen en Hollywood, y también en Broadway. Son artistas con un estilo muy marcado, incómodos para la industria en determinados momentos pero también muy rentables en otros. No son aquellos artistas que reciben premios y homenajes demasiado a menudo, pero hay que decir que en el caso de Brooks sus pocos reconocimientos en más de 60 años de carrera vienen precisamente por The Producers: Òscar al mejor guion original por la película del 1967 y tres premios Tony por la adaptación musical en el 2001. Este año también será recompensado con un Òscar honorífico por toda su trayectoria.
The producers, como ya hemos dicho, parte de una película protagonizada por Gene Wilder y Zero Mostel que explicaba la historia de dos productores que quieren hacer una estafa produciendo un fracaso. Todo igual que en la versión musical de unos años más tarde, pero sin canciones. El único tema que se conserva del original –casi idéntico- es el número de Springtime for Hitler, que era uno de los momentos culminantes de la película. En el 2005 se hizo una versión cinematográfica del musical, con Nathan Lane y Mathew Broderick, pero el éxito ya no fue el mismo…
Después de La jaula de las locas o Cantando bajo la lluvia parecía que la idea de volver a un musical cómico de gran formato era una apuesta segura. Y de hecho lo es, porque el público busca en los musicales de Nostromo Live un momento de evasión, diversión y, si puede ser, de plumas y lentejuelas. Es decir, un musical que te haga salir con el ánimo cambiado y que, por otro lado, esté producido y ejecutado con todo el rigor de las grandes producciones. En The Producers esto vuelve a ser así, pero quizás en este caso a mí me ha parecido que se habían excedido un poco en las intenciones. Soy consciente del estilo de humor que gasta Brooks, pero también pienso que no hay que añadir mucho más… puesto que si no puede cargar en exceso. Para mí no hacía falta la subida de espectadores en un determinado momento, ni subrayar la comicidad de algunos personajes o la absurdidad de algunas situaciones, ni hacer pequeñas improvisaciones o comentarios fuera de obra… Creo que con la parodia de Brooks hay más que suficiente.
Pero dejando de lado este inciso, hay que reconocer que The Producers luce en muchos sentidos: por la producción, por su estética (excelente el vestuario de Marc Udina), por toda la parte musical que llevan Manu Guix y Gerard Alonso, y también por un acertado casting. Armando Pita y Ricky Mata hacen una pareja muy compenetrada y eficaz. Del resto de secundarios destaca sobre todo el polivalente Oriol Burés en el papel de Roger de Bris (lo alterna con el mismo Ángel Llàcer) y también Mireia Portas, que quizás podría medir y rebajar algunos momentos pero que divierte a todo el personal desde su primera aparición. Por lo tanto, los elementos están todos, y la diversión está asegurada… En mi opinión, solo se hubiera tenido que rebajar un poco el tono para que fuera perfecto.