El imparable e incombustible Sergi Belbel realiza una adaptación de la película del mismo nombre de Sally Potter.
Siempre me gustaron las comedias de salón, un espacio íntimo, un salón, amigos o familia reunidos para celebrar algo. Todo parece ir bien hasta que un comentario, una palabra o un gesto desencadena una tensión o eventos no esperados. En este sentido recuerdo El Nombre obra de teatro adaptada de la película Le Prénom de Alejandro de La Patellière y Matthieu Delaporte, La pell fina de Carmen Marfà y Yago Alonso y la mucho más dramática y ya clásica Celebración adaptada de la película Festen de Thomas Vinterberg. Todas ellas memorables y que guardo en el rincón de los recuerdos teatrales más agradables.
Esta obra es absolutamente fiel a la película de Potter, el texto, los personajes, el movimiento, el vestuario, la escenografía, todo, pero el paso al teatro no la ha favorecido. Los lenguajes son muy diferentes. La película es en blanco y negro y desde la primera escena es inquietante y respira un ambiente de misterio, de oscuridad que en el teatro se pierde con la luminosidad del escenario y la distancia de los personajes. Los primeros planos de los rostros conseguidos con la cámara hablan más que las palabras como la declaración de Bill encarnado por el magnífico Lluís Soler. Tanto la ministra (Marta Ribera) como el amigo financiero Tom (Biel Duran) están mucho más contenidos en el momento de las malas noticias y en momentos de mayor tensión, lo que es más creíble en un ambiente británico que los gritos y las expresiones exageradas de esta adaptación.
En ésta, los intérpretes, todos ellos muy buenos actores y actrices (la Gonyalons está espléndida, como siempre) no están quietos en torno a una mesa sino que se van moviendo por los diferentes espacios del mismo escenario, espacios que gracias a Jorba Miró permiten un movimiento continuo de los personajes.
Quizás lo mejor son las conversaciones que quedan en un segundo plano escondidas detrás de los problemas que van surgiendo. Son conversaciones sobre la medicina pública o privada, el papel de la mente o la espiritualidad en la curación de las enfermedades o la ética del dinero pero en todo caso es una visión poco profunda de temas tan importantes.
El ritmo es lento al principio con pausas largas y va adquiriendo velocidad a medida que avanza la obra hasta el punto de que vuela y vas de sorpresa en asombro con un final impactante.