El agujero se vuelve a abrir en la ciudad Condal y lo hace en el mismo lugar que lo hizo por primera vez hace un año. En esta ocasión, se ha querido partir de la exitosa fórmula original, volviendo a potenciar los elementos que brillaban en su momento y que daban personalidad al espectáculo, pero sin caer en la repetición como producto genérico. De esta manera, mientras se está presenciando esta segunda parte no da la sensación de estar viendo el mismo espectáculo pero con otros artistas, sino que realmente es una continuación del mismo, en donde se exploran nuevos territorios y en el que no es extrictament necesario haber visto el primero de ellos para disfrutarlo. Sin embargo, para mi criterio, se han introducido demasiados elementos casposos que, por momentos, sacan parte de la sofisticación presente y rebajan la calidad del espectáculo. No se trata de la vertiente canalla que forma parte del ADN del espectáculo, sino de momentos más propios de gags de humor casposo, que no dejan lugar a la elegancia y que resultan desconcertantes. Sin embargo, podemos decir que, en general, hay una buena calidad y ésta consigue que el espectador salga del teatro con una sonrisa en la boca, a pesar de las tres horas innecesariamente dilatadas del espectáculo.
Tal vez, uno de los aspectos más destacables de este espectáculo vuelve a ser su impecable factura, la cual es el único punto que incluso supera a su predecesor. Así, destaca una escenografía atractiva, un diseño de luces espectacular, una puesta en escena muy ‘Cubanera’ y unos números de circo cuidados. Además, el equipo artístico lo da todo antes, durante, después del espectáculo e incluso en el descanso, mostrando una gran oficio en todos los aspectos. Sin embargo, y pese a salir satisfechos del espectáculo, quizás las expectativas creadas por el primer montaje, la apuesta por el humor casposo o su excesiva duración provoca que no se salga con esa sensación de plenitud del año anterior. En este sentido, puede gustar más o menos, pero no se puede acusar el espectáculo de volver a hacer lo mismo, lo que también se agradece. Por esto, si te gusta el cabaret, el circo, el humor canalla y los grandes espectáculos, seguro que este espectáculo bien vale una visita. Quizé no es un espectáculo redondo, pero no se puede dudar que consigue haceros pasar un buen rato y os dejará un buen recuerdo.