Esta obra trata el dolor de una pareja al perder a su hijo. Lo digo antes que nada, porque si no os lo explican es difícil que se entienda. Y es que entre otros, aquí se habla de un ejército de monos sirvientes, de una roca en forma de ballena, de una tía abuela serpiente, de un consolador con forma de delfín y hasta de un extraterrestre que se comunica telepáticamente. En este mundo creado por Philip Ridley nada es lo que parece, pues la relación y la posterior pérdida se convierten en una especie de viaje de aventuras extremadamente metafórico.
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