Anestesista anestesiada

T de Teatre: E.V.A

T de Teatre: E.V.A
21/09/2018

EVA abre la temporada en el teatro Romea celebrando los 25 años de T de Teatre. Es el segundo año en cartel y ha llegado a las 100 representaciones. La obra está escrita por Artigau, Genebat y Manrique y dirigida con mucho acierto por Julio Manrique el cual no para de acumular premios como autor y como director. La expectación y el reto son enormes.

EVA no es el nombre de una mujer sino el acrónimo de “Escala Visual Analógica” una escala del cero al 10 que valora la intensidad del dolor según la subjetividad del paciente, siendo cero la ausencia total de dolor y 10 el máximo dolor que una persona se cree capaz de resistir. La visibilización de este acrónimo servirá para que se popularice y salga del ambiente estrictamente sanitario.

El dolor es inherente a la vida humana. En todas las artes se ha tratado el amor, el desamor, el desengaño, la muerte. En menor grado se representa el dolor, como si lo escondiéramos. Pero esta historia no va de dolor únicamente, va de recuerdos, de nostalgias, de reencuentros, de celos, de odios perdonados que hacen despertar de la anestesia los sentimientos escondidos, de relaciones distantes madre-hija, de insatisfacciones reconocidas, de adolescencia cruel, de soledad y mucho más porque la vida es mucho más. Todo ello está bien atado en la historia de cuatro mujeres con un pasado común y con un hecho que las culpabiliza y que alguna de ellas quiere olvidar.

Del teatro esperamos que las actuaciones sean creíbles y nos permitan adentrarnos en la historia. Las cuatro mujeres (Rosa Gámiz, Ágata Roca, Marta Pérez y Carmen Pla) consiguen cada una de ellas y las cuatro juntas tejer una relación entre ellas con algún salto al pasado muy bien conseguido.

Especialmente remarcable es la escenografía. Empieza con un escenario vacío que invita a pensar en un minimalismo no deseado. En cambio, la versatilidad es sorprendente. Cada escena se va abriendo de una manera rápida y ágil. En un momento se convierte en restaurante, residencia de ancianos, quirófano, sala de espera o la casa de una de las mujeres con un gran armario que sirve de puerta de salida y elemento integrador de la historia. Yo me fijo mucho en la utilería tanto de escena como de mano porque habla del detalle, de la precisión, del trabajo escondido. Un error en este campo puede destrozar un relato. Alejandro Andújar realiza un trabajo exquisito.

El trabajo de campo previo puede pasar desapercibido al espectador no versado en el tema. Me refiero a las escenas médicas (la conferencia sobre dolor en Stockholm o la intervención quirúrgica). He de decir como médica anestesióloga (ahora jubilada) que son impecables.

En general, la utilización de los audiovisuales en el teatro es a veces abusiva o desorienta o desconcierta. En este espectáculo concretamente, está muy bien introducido y es necesario para incorporar un personaje alejado de la escena. En todo caso se podía haber evitado la tentación de introducir los créditos que ja están en el programa de mano.

Muchas felicidades a todo el equipo!

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