Abrumadora Sonata de Otoño en el Teatro Lliure, ha sido una adaptación de Daniel Veronese magnífica y unas interpretaciones que nos han llegado a angustiar por su realismo. Basada en la obra de Ingmar Bergman nos cuenta el reencuentro de Charlotte, una famosa pianista, con su hija que aprovecha el momento para mostrar todo su dolor y resentimiento.
El resultado es de una dureza brutal que pocas veces he podido vivir en un escenario, pero que independientemente de mal rato que pasas sentado en el sillón, viendo y escuchando sentimientos de revancha que se transforman en odio extremo, te das cuenta de pronto que es teatro con mayúsculas… y que la angustia que te hace vivir la representación teatral se transforma en disfrute y estimación a un teatro que pocas veces tenemos la suerte de ver.
Si queréis leer el resto de la crónica.