Escritura y pasión

Solo creo en el fuego

Solo creo en el fuego
19/05/2021

Entre 1932 y 1953 la escritora Anaïs Nin mantuvo una larga correspondencia con el también escritor, Henry Miller con quien vivió una relación más que tormentosa de la cual la Compañía “Los Prometidos” crearon una obra de teatro que se estrenó en la Badabadoc en septiembre del 2017 y continua en cartel. Este año se cumplirán los 4 años de esta deliciosa pieza que se pasea por diferentes teatros. Ha tenidos unas críticas muy favorables y ha sido altamente recomendada por espectadores y colaboradores de diversos portales teatrales. Quiero sumarme a los elogiosos comentarios publicados hasta el momento. Ha sido una sorpresa muy agradable encontrarnos en una callejuela de los alrededores del Mercat de Sant Antoni, un espacio con mucho glamour que inspira y te atrapa ya en el momento de entrar. Es el espacio del Teatro Laboratorio.

Es una obra creada y dirigida por Ángela Palacios y Carlos Martín-Peñasco. Ellos dos son los responsables de la dramaturgia, de la dirección, de la puesta en escena, de la escenografía y del vestuario. Ellos dos son también el actor y la actriz, son Henry Miller y Anaïs Nin, son los dos amigos que se proponen crear una obra y la discuten, la desgarran, la manosean y lo hacen en otro plano, en una realidad paralela que rompe absolutamente con la historia de los dos escritores de una manera divertida e incluso cómica y que diluye la tensión de la relación de los escritores-amantes.

Es especialmente remarcable la escenografía que de tan sencilla es impactante. En el escenario principal sólo hay una máquina de escribir Hispano-Olivetti, cartas, papeles y más papeles alfombrando el suelo y volando por los aires, una cama partida por la mitad que es movida con elegancia por el escenario y es utilizada para escribir los textos, discutir, entregarse a los diálogos más profundos y a las escenas de amor más eróticas y tiernas.

Palacios es Anaïs Nin y, como Mirta, demuestra sus grandes cualidades actorales y se entrega a su papel introduciéndose en las más complicadas caras de sus personajes. Carlos Martin-Peñasco es Henry Miller, el contrapunto perfecto, la pareja amiga, el complemento insustituible. La complicidad entre ellos dos es tan evidente que nos transporta fácilmente a la comprensión profunda de la relación entre los dos personajes. La música francesa era muy apropiada al Paris de entreguerras y Charles Aznavour nos acompañó a la salida del teatro con su conocida y entrañable “La Bohème”

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