Los Prometidos produce una representación como Solo creo en el fuego, que ficcionaliza la relación sentimental entre dos autores en la Europa de entreguerras: Henry Miller y Anaïs Nin. La obra trata tanto aspectos biográficos, como literarios como amorosos de ambas figuras en un espectáculo que trasciende al formato puramente teatral para dar también lugar a momentos de reflexión histórica, metateatral, lectura, baile…
Dirigido por Ángela Palacios y Carlos Martín-Peñasco, quienes son a la vez el elenco de la propia obra, interpretan un texto profundo y bien construido y muy emotivo. Una relación amorosa que conmueve al espectador debido a su combinación con la producción literaria de ambos autores. Pero más allá de eso, el texto también propone escenas en las que aparecen, en forma de espejo, los verdaderos actores para liberar la tensión dramática. En estas escenas, el texto no solo sirve para liberar la tensión, sino que también da un componente humorístico y aporta interesantes reflexiones acerca de la profesión de actor, la interpretación de la literatura, el problema que supone escribir sobre la vida de uno mismo…
Ambos actores hacen un trabajo excepcional, que junto con una escenografía muy simple—un colchón dividido en dos partes, una máquina de escribir, y un suelo bañado en papeles—que hace un recorrido por la relación amorosa y sentimental entre ambos. La obra supone un viaje histórico por los encuentros de ambos, relatando la emotiva historia de ambos autores encarnados por el elenco. Su interpretación, excepcional, contemplará escenas de pasión, de baile, de dolor, etc. que hacen que el público se conmueva ante una representación de una belleza muy cuidada.
Solo creo en el fuego es, en síntesis, una obra de una belleza y un ritmo excepcionales. Ya galardonado, se trata de un espectáculo de alto valor que hace de algo histórico una ficción muy interesante que deja al público conmovido. Pese a ello, y como algo anecdótico, es necesario advertir que en sus representaciones en el Teatro Laboratorio en Barcelona la visibilidad es complicada. Para poder observar la obra cómodamente y en su totalidad, es mejor tratar de sentarse en las primeras filas.