En Solo creo en el fuego, Carlos Martín-Peñasco y Ángela Palacios plantean una pregunta eterna del arte: ¿qué relación se establece entre el artista y su obra? ¿Es todo el arte autobiográfico? ¿Es necesario que lo sea? ¿Es lícito? Para hacerlo nos plantean dos situaciones, por una parte, la relación de amor y complicidad que establecieron los escritores Henry Miller y Anaïs Nin, ambos artistas autobiográficos; y de la otra la situación personal de los mismos Carlos Martín-Peñasco y Ángela Palacios. La primera situación se narra con la pasión y la sensualidad como marca distintiva, mientras que la segunda se convierte en el relajo cómico pero igualmente cargado de verdad que contrapesa un relato más denso y lleno de fantasmas. El resultado es un espectáculo bello, interesante y pasional, totalmente recomendable.
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