¿La Antigua Grecia o la época actual?

Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano

Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano
18/07/2015

La filosofía y la política son dos de las grandes herencias de la Antigua Grecia a partir de las cuales nació la democracia, un sistema que ha resultado muy útil para la convivencia social, pero que desde el principio ha presentado sus imperfecciones. De hecho, en la actualidad, por un lado parece que la sociedad no haya aprendido de los errores cometidos a lo largo de la historia y, por la otra, algunas personas se aprovechan de estas fisuras para ampararse en el propio concepto de democracia y conseguir así más poder, defendiéndose en su marco teórico como si de un escudo se tratara para sacar provecho. En este sentido, Mario Gas y Alberto Iglesias firman un texto que nos sitúa en el juicio que sentenció a muerte a Sócrates, una de las figuras capitales de la historia, el cual sirve para profundizar en el concepto y utilización del sistema democrático y en el propio pensamiento del filósofo, haciéndonos partícipes de este gracias al diálogo directo que hay con el espectador. Así, evidenciamos como lo que nos cuentan que sucedió hace siglos no es muy diferente de sucesos que se producen dentro de nuestra sociedad. Por otro lado, podemos decir que se trata de un texto que desarrolla con acierto las ideas propuestas, dotándola de una estructura sólida a su narración. De este modo, los autores consiguen que el discurso vaya más allá de unas palabras recitadas, creando escenas que consiguen que la atención del espectador sea constante y dotando a la obra de elementos dramatúrgicos propios del periodo en el que enmarca, aunque confiriéndole al mismo tiempo una visión contemporánea.

Además, la dirección de Gas es ágil y explora diversas formas de exposición, las cuales se fusionan con una coreografía adecuada que busca la armonía y que a la vez da vida al montaje. Por su parte, los actores consiguen hacer llegar con fuerza el discurso, ofreciendo unas interpretaciones a la altura del montaje e integrándose perfectamente con una escenografía de tono clásico, pero que a la vez tiene un aire moderno, y que se hermana con la iluminación, consiguiendo todo ello una atmósfera de carácter personal para el montaje.

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