Espectadora eterna

Smiley, després de l'amor

Smiley, després de l’amor
21/10/2020

Feliz, así se siente el público cuando sale de ver esta obra. Con ganas de continuar descubriendo qué les deparará la vida y el amor a los dos personajes que la protagonizan. Una historia real, que duele, pero que también te deja un regusto de dulzor y felicidad.

En esta segunda parte de Smiley, nos encontramos con Bruno y Àlex seis años después de haber roto su relación. No sabemos la razón al principio, pero sí que vemos, en su encuentro casual por las calles de Barcelona, que no se han olvidado. Y mientas se ponen al día sobre sus vidas durante estos años, nos vamos enterando de cómo acabaron las cosas entre ellos.

No sufráis si no visteis la primera parte de Smiley, Guillem Clua ha encontrado la fórmula perfecta para poner en contexto al/la espectador/a cuando es necesario y, al mismo tiempo, refresca la memoria a aquellas personas que vivieron el amor de esta pareja en la cartelera de hace 8 años.

Texto fresco, con ritmo, adictivo, lleno de sinceridad y pasión. Se nota el amor que Clua siente por los protagonistas, los va construyendo con precisión y cuidado. Una estimación que, sin duda, sienten también Albert Triola y Ramon Pujol por Bruno y Àlex. Como si de la propia piel se tratara, se mudan encima del escenario y ellos desaparecen, dejándonos ver qué emociona a sus personajes. En la sonrisa de Triola, viendo la felicidad que le provoca a Bruno reencontrarse con Àlex. En la lágrima que cae en el rostro de Pujol, vemos los recuerdos bonitos que tiene Àlex de su historia de amor.

Y si no hubiera suficiente con un texto y unos intérpretes excelentes, en esta obra se suma una increíble selección musical que nos hace viajar por Barcelona a través de diferentes épocas y momentos, y una escenografía exacta y adecuada.

En esta producción se nos habla sobre qué pasa después del amor, una situación difícil, complicada y nada planificada. Donde se cometen errores, aciertos, donde se idealiza la que un día fue la relación más especial de la vida de los personajes, pero donde también cabe la aceptación y la asunción de la realidad. La verdad y realidad con la cual se hablan Àlex y Bruno golpea al público, lo lleva a su propio terreno, lo hace reflexionar y también soñar. 90 minutos que pasan como si fueran 5, en qué esperas saber qué más vivirán, donde querría ser una espectadora eterna.

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