¿Queremos caminar solos o solo estamos insatisfechos? ¿Necesitamos conectar, encontrar a un/a igual? ¿Es doloroso reconocerse? Estas y otras preguntas sobrevuelan por tu cabeza cuando sales de ver esta obra que, con una historia sencilla, remueve lo que significa ser uno/a misma, cómo es el otro y cómo es formar un nosotros.
Partimos de un encuentro entre dos amigos, Èric y Marc, que no se ven desde hace mucho tiempo, concretamente desde que un chico al que conocieron una noche de borrachera desapareció y no supieron nada más de él. Aquella noche, por eso, no solo conocieron a Omar, también se encontraron con Lia y se encontraron a ellos mismos cuando conectaron con personas con las que se reconocían de igual a igual, por la manera de pensar y ver la vida o, simplemente, por cómo se cuestionaban el momento y el futuro. Esta pérdida es abordada por cada uno como puede: Marc dejándolo en el pasado, Lia aprendiendo sobre qué le ha supuesto a ella esa desaparición y Èric sin poder dejar de pensar en Omar y en todo lo que construyeron los cuatro en solo una noche. Y en paralelo, Omar se nos va presentando con sus pensamientos, razonamientos y deseos.
El texto trabaja en diferentes líneas temporales que van conformando la historia y que nos sitúan en la acción de la trama. Con una sencillez propia de una conversación entre amigos, Xavi Buixeda va construyendo como un rompecabezas la relación entre los diferentes personajes, con sus altos y bajos y, sobre todo, mostrando las diferencias que tienen pero que no importan porqué se han encontrado y se han reconocido. Escenografía simple y funcional, que ayuda al texto en su reflexión ya que no distrae de lo realmente importante: las palabras y los personajes. Y aquí llegamos al gran acierto que son los actores y la actriz que narran esta historia.
Pol Hermoso (Èric), Pau Escobar (Marc), Cristina López (Lia) y Malcolm McCarthy (Omar) son un tándem perfecto para esta producción. Se complementan de tal manera que no parecen personajes, sino estas cuatro personas que se encontraron una noche de fiesta por Barcelona. El dolor que siente Èric los vemos en la mirada de Hermoso, en su manera de expulsar palabras como si de cuchillos se tratara. Escobar nos muestra a un Marc seguro y confiado que se va resquebrajando por dentro con cada gesto de sus manos, con cada paso firme que intenta hacer y que queda dudado. La Lia de López es una fuerza encerrada en un cuerpo y quiere salir, y se quita y se pone la chaqueta, se sube y baja la cremallera, luchando consigo misma, intentando decidir si rompe con una vida que no le aporta nada o lo capea como puede. Y Omar, el motivo y excusa de este terremoto reflexivo entorno a nosotras mismas, está en la melodía de McCarthy, en sus pasos y en sus preguntas.
Decir qué aportará fehacientemente esta producción a cada espectadora es un riesgo que no quiero asumir, pero sí que puedo avanzar que saldréis revueltas y con la inquietud de haceros a vosotras mismas algunas preguntas.