El CCCB se suma (diría que desde el año pasado) al listado de escenarios donde se sirven algunos de los espectáculos más alternativos programados dentro del Festival Grec.
Es de celebrar que se apueste por la experimentación, para dar oportunidad a nuevos lenguajes, nuevos modelos artísticos -que hasta ahora solían venir de fuera del país- que permitan a creadores e intérpretes locales jugar con nuevas propuestas escénicas, lejos de la tensión y la prudencia del circuito privado donde la rentabilidad de una producción o de una sala hace, en estos tiempos, muy complicados este tipo de productos.
La propuesta del Moisés Maicas -director y artífice del espectáculo- consiste en juntar dos mundos distantes como son Shakespeare (El sueño de una noche de verano) y la cultura negra del hip-hop. El conflicto entre Teseo e Hipólita sumado al vodevil que ocurre entre los jóvenes Hermia, Lisandro, Demetrio y Helena se representa utilizando el código y lenguaje originario de las bandas latinas y afroamericanas de los barrios de Harlem y el Bronx. La curiosa melange se intuye, a priori, complicada: una comedia protagonizada originalmente por personajes nobles y de la mitología griega no parece el terreno más fértil para dar vida a unos individuos provenientes de los rincones más sórdidos y violentos de Nueva York. Aún así, el resultado es un espectáculo original, de diálogos imposibles, adaptados de manera brillante en la jerga street a partir de las intenciones originales de la obra, que funciona más bien que gracias a, en parte, unos actores y bailarines que ejecutan un trabajo excelente levantando unos personajes honestos y creíbles que se comunican no sólo a través de la palabra, sino también del baile, del rap, del pop o del break.
Una obra, pues, muy recomendable para jóvenes y adolescentes que encontrarán en este nuevo escenario un vínculo común, un anzuelo estético reconocible que ojalá les haga interesarse por este acto de expresión cultural humano y necesario que es el teatro.