Las distopias de Roc Esquius ya son un pequeño clásico dentro de la dramaturgia catalana actual. Es cierto que su estilo ha ido evolucionando, y que Sàpiens se asemeja más a la estructura de Claqué o no que a las comedias corales del principio, pero la forma que tiene de mezclar comedia y ciencia ficción lo hacen realmente único. Se tiene que decir, además, que toda la primera parte de la obra es realmente de un virtuosismo que deja boquiabierto, ya sea por los diálogos brillantísimos, por el misterio que va generando o por las situaciones cómicas que crea constantemente. Es una lástima que hacia el final tenga que buscar nuevos recursos -también muy divertidos, pero innecesarios- e incluso una salida inesperada que enreda más que aclara. Hubiera sido mejor que la trama fuera más limpia, más concreta, y que todo se concentrara en los dos magníficos personajes, impecablemente interpretados por Enric Cambray y Mireia Portas. Su trabajo, gracias a un buen guion y a la enérgica dirección de Sergi Belbel, consigue momentos extraordinarios y una complicidad a prueba de bombas. Sin duda, un espectáculo que se merecería una vida más larga y quizás una pequeña revisión del texto…
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