Múltiples personajes, manipulaciones, engaños, traiciones y muertes. Con sus tragedias, Shakespeare era el George R. Martin del siglo XVI. Y así lo vemos en Ricard III, un clásico protagonizado por un malo malísimo en el truculento camino que emprende hacia la corona.
Xavier Albertí recupera el tono magnificente de la obra en un gran montaje con 14 actores en escena y todos los medios de la sala gran del TNC. Se nota que Albertí juega en casa y sabe explotar los recursos del espacio…
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