Haceros este regalo

Refugiada poètica

Refugiada poètica
18/12/2014

He visto Refugiée poètique de Claire Ducreux en la calle y sala. La primera vez estaba cerca, sentada en el suelo; el segundo bastante lejos, en el anfiteatro. En escena está sólo ella, una estatua y unas vallas de obras, pero Ducreux tiene una gran capacidad para llenarla de delicadeza y ternura, de arroparte estés donde estés. Durante una hora entras en su burbuja, en su mundo fantástico donde sin palabras transmite una gran humanidad. La clown-bailarina es un vagabundo que, en un cruce de calles, convierte dos vallas en su refugio para soñar. No queda sola todo el tiempo, durante su viaje siempre encuentra algún compañero entre el público que hace mover al compás deseado con una naturalidad realmente sorprendente y que crea una complicidad aún mayor con el resto de espectadores, el más pequeño el más grande.

Refugiée poètique nace con la voluntad de llevar a sala dos de sus solos de calle de más éxito, Barco de arena y La sonrisa del náufrago, que junto con De paseo forman la Trilogía del vagabundo. Un reto artístico y humano, dice Ducreux, con la voluntad de compartir con el público «emociones auténticas y verdaderas momentos de magia teatral, intentar trazar el camino más corto entre el alma y el gesto». Y lo consigue. Hacedme caso, regalaros un rato e id, saldréis con una sonrisa en los labios y el corazón ensanchado.

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