Hace unos meses fuimos a la presentación del último libro de Marius Serra y durante el coloquio Serra explicó la historia de su hijo, habló del libro “Quiet” publicado en 2008 y más tarde llevado al teatro bajo el título “Qui ets?”.
Tengo la sensación de que siempre llego tarde. No había leído el libro, no asistí a la lectura dramatizada ni asistí tampoco a la representación teatral que ya ha ido dando vueltas por unos cuantos teatros. He esperado a tenerla cerca, me la han puesto delante de las narices en mi pueblo y no me he podido negar. Yo hacía un rechazo. Me negaba a creer que se podía poner en escena la historia de un niño con parálisis cerebral, que el mismo padre escribiera el relato y que, según las recomendaciones que había leído, estaba presentada en algún momento en clave de humor. ¿Cómo se podía presentar un drama así sin faltarle el respeto a Llullu y a los demás niños con este tipo de problemas?
Me he soltado. El relato de Marius , su excelente escritura y su peculiar manera de interpretar la vida, me han atrapado, me han llevado al interior de esta familia, a las dificultades que fueron encontrando por el hecho de llevar a Llullu en una silla de ruedas que no es un cochecito de niño sino un fardo pesado con el que es difícil viajar. Pero ellos lo hicieron, lo pasearon por muchos sitios en un intento de normalizar la situación y también de visibilizarlo y defenderlo de la molestia, el asco y la conmiseración.
Y me he reído. Sí, he reído sin pensar lo que dirán los demás. He reído y sonreído por la manera de explicar situaciones que pueden llegar a ser cómicas, por la rabia que sentían en algunos momentos los padres ante la incomprensión de los demás.
Bajo la dirección de Joan Arqué, los tres intérpretes Òscar Muñoz , Judit Farrés
y Roger Julià van representando todos los papeles, de padre, de madre y de hermana pero también de los diferentes personajes que van apareciendo en su vida tanto para ayudarlos como para poner dificultades a la ya complicada tarea de convivir con una persona que no responde ni interactúa con su entorno ni lo hará nunca. Y ellos se lanzan a la aventura para hacerle la vida agradable. Es una lección de amor y humanidad sin obtener ninguna recompensa. Ahora le llamamos “resiliencia” que no es más que sacar provecho y aprendizaje a una situación adversa, complicada y difícil. Y ellos lo consiguen.
Os recomiendo que estéis al loro siguiendo las actuaciones que irán haciendo por los diferentes teatros de Catalunya. No os arrepentiréis.