Si de algo ha servido la maldita crisis económica, ha sido para abrirnos los ojos ante gran parte de la estafa política a la cual, durante años (y todavía dura), hemos sido sometidos. Varios espectáculos (y, cada vez, más) han ido reflejando diferentes aristas del problema y sus consecuencias de forma tan natural como un grito de impotencia, más o menos controlado, ante la injusticia. Confessió d’un expresident apunta directamente a las altas esferas de la clase política, haciendo una sátira mordaz pero realista de su cinismo repugnante y su culpabilidad como cara visible de los mecanismos del sistema. El texto de Davide Carnevali es inteligente y está lleno de una suave clarividencia que, a pesar de entrar muy bien, puede llegar a cabrear mucho al personal si se reflexiona un poco sobre el contenido que denuncia. El actor Queco Novell hace un trabajo espléndido en su papel de exmandatario que recuerda, no sólo por las cosas que dice sino también por los gestos, a muchos de los políticos que hemos tenido. El monólogo sólo tiene en contra, en realidad, los prejuicios de quienes espere una parodia al estilo Polonia o un show de stand-up típico del Club Capitol. Pero el montaje ni es eso ni lo pretende y no tiene la culpa de las posibles confusiones. Su apuesta es la de una fina ironía que quiere señalar descaradamente al ciudadano como parte del problema. Desgraciadamente, no mantiene todo el tiempo su nivel de efectividad. De igual forma que algunos fragmentos brillan por su elocuencia, otros resultan menos aptos para un discurso oral y funcionarían mejor si, directamente, los leyéramos en un artículo. En conjunto, sin embargo, la propuesta aporta un buen puñado de ideas punzantes y ácidas verdades que valen mucho la pena y pueden abrir debate.
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