El aislamiento querido o impuesto tiene consecuencias a veces previsibles y otras inimaginables. La autoprotección hacia la vida y sus posibles repercusiones se enfrenta a la prevención de experimentar y ver más allá.
Situada en un valle andorrano enmarcado por las montañas escarpadas, durante la guerra, se encuentran las cuatro mujeres que narran esta historia: madre, hija, nuera y cuñada. Dos mujeres grandes, que han vivido mucho, una mujer adulta que se ha quedado a medio camino y una chica que siente deleite por ver qué hay en los otros valles y territorios y que va a la búsqueda del sol que la caliente y la ilumine. Dentro de la casa que se muestra en el escenario se callaran secretos y se buscarán salidas para una vida propia, mientras más de una se guarda bien dentro el pasado y los sentimientos. Poco a poco, y gracias a la llegada de un nuevo personaje a sus vidas, se van descubriendo momentos y relatos que cambiaran mucho el presente y futuro de las cuatro.
Un texto duro que nace las entrañas, de tenerlo todo escondido y silenciado mientras consume el aislamiento natural y personal. Con cada diálogo se va elaborando el marco físico que, aunque no está en escena, la espectadora imagina mentalmente y se ubica. Se aísla con la orografía, el frío, la nieve y la bruma como lo hacen los personajes. La riqueza del lenguaje utilizado en toda esta construcción del marco rural es uno de los elementos más distintivos de esta historia
Esta narración se quedaría a medio gas sin las cuatro actrices que se vacían encima del escenario. Es increíble e impactante el trabajo de construcción de personajes de las actrices y la dirección firmada por Roger Casamajor. Cada palabra pronunciada y cada gesto articulado profundiza en la base de estas mujeres, en su motivación por comportarse como lo hacen y muestran la carga emocional que el texto guioniza, pero que se tiene que llegar a transmitir a través de la actuación.
Annabel Castan (madre), Irina Robles (cuñada), Jèssica Casal (nuera) y Núria Montes (hija) se imponen en el escenario con una fuerza bestial, cada una es un torrente que no deja a nadie indiferente ni con oportunidades de enfrentarse. Destacar especialmente los enfrentamientos entre Castan y Robles, intensos y llenos de palabras no dichas que van consumiendo a sus personajes.
La escenografía sencilla hace un paralelismo de la casa con el hermetismo y el aislamiento del valle rodeado de las montañas y también la translación de los planetas alrededor del sol, en este sentido las cuatro mujeres alrededor de la luz que les puede cambiar la vida.
La obra podría ser trasladada a cualquier otro marco temporal o físico, pero continuaría teniendo vigencia ya que siempre pesan más las cosas que se callan y las prohibiciones que se hacen que el hecho de abrir la puerta y atravesarla para ver qué hay detrás.