Inicialmente, que parte del colectivo artístico VVAA, creadores de piezas como Like si lloras y Wohnwagen, se haya asociado con Íntims Produccions, artífices de Wasted, para este montaje resulta una idea de lo más interesante y atractiva. La energía joven, arriesgada y comprometida de sus espectáculos anteriores genera, inevitablemente, unas altas expectativas basadas en estos notables antecedentes. Si a todo esto, además, le sumamos el texto de Mark Ravenhill, autor del que habíamos podido ver hace unos años una versión de Shopping and Fucking protagonizada por Clara Lago y Quim Àvila, la perspectiva parece todavía más favorable. Quizás es, precisamente, por este motivo que la propuesta no acaba de estar a la altura de lo que podíamos esperar. La obra es inquietante y está magníficamente ambientada. Sus actores se entregan completamente y la puesta en escena está llena de hallazgos. El problema, verdaderamente, es que la historia genera un gran interés al principio pero, poco a poco, va perdiendo fuerza hasta, al final, recuperarse un poco. Probablemente, la duración para un tipo de pieza como ésta es excesiva y esto hace que pesen más las decisiones escénicas que son más aleatorias o menos inspiradas. En cualquier caso, el conjunto transmite suficiente atrevimiento, inteligencia e inquietud para hacer sentir al espectador que, a pesar de cierta irregularidad, el viaje y sus aciertos han valido la pena.
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