Tras el éxito de La familia irreal, era cuestión de tiempo que el televisivo equipo de Polònia volviera a los escenarios teatrales. En esta ocasión, lo hace utilizando directamente su propia marca y explotando un tema de rabiosa actualidad, como nos tienen acostumbrados. Así, presenciamos una visión satírica de la vida política y social de nuestro país, todo utilizando números musicales y escenas en clave de vodevil, que forman parte de una única trama bien definida. En esta ocasión, hacen un homenaje a grandes clásicos del género musical, adaptando para la historia temas de Los miserables, Jesucristo Superstar o Mar i cel, por ejemplo. De hecho, la historia creada funciona y la mayoría de las canciones encajan perfectamente en ella. En este sentido, el amplio abanico de personajes escogido jugaría a favor del dinamismo y de la creación de diferentes subtramas que marcarían el ritmo frenético que requiere la obra, aunque hay que decir que se podría recortar alguna parte innecesaria para acabar de redondearla.
La dirección de la obra tiene momentos realmente bien encontrados, marcando muy bien el tempo necesario para las escenas de vodevil y aportando un toque cubanero muy apropiado en otros momentos. En relación a los actores, podemos decir que trabajan sus personajes con el mismo acierto que en la televisión, aunque en este formato se añade la dificultad de que casi todos los actores encarnan dos o tres personajes diferentes a lo largo de la función, requiriendo un cambio de vestuario y maquillaje veloz. También hay que destacar una escenografía totalmente funcional y con una estética moderna muy apropiada, la cual se complementa con una parte audiovisual sugerente y muy bien utilizada. Así pues, si lo que busca es pasar un buen rato, reír y disfrutar de un musical diferente y de un espectáculo bien construido, sin duda, esta es una buena opción a elegir.