Incomprensible

Se hace difícil comprender como, en los tiempos que corren, un texto como el que firma Max Marieges puede haber llegado a estrenarse en una sala profesional de Barcelona. Costa imaginar que un grupo de personas (con experiencia y criterio) hayan llegado a creer que esto podía ser una comedia de éxito. Costa digerir que se hayan invertido miles y miles de euros en un producto de una calidad tan inexplicable como este. Cuesta y duele.

De la obra, poca cosa que decir: un cúmulo de tópicos que empieza con la interesante situación de un matrimonio que adquiere una vivienda en un bloque de pisos donde no hay más vecinos (santa paz y silencio) y sigue con un lío de hermanos casados, madres adúlteras, padres ausentes reencontrados y otras situaciones estrambóticas y delirantes (en el peor sentido de la palabra) que no hablan de nada y que no sirven sino para dar voz a unos personajes preocupantemente estereotipados que, por suerte, poco tienen ya a ver con la realidad contemporánea.

Afortunadamente por el sentido común (nada para alegrarse), la sala estaba poco menos que vacía. Si sólo esto sirviera para que los inversores de este tipo de productos reflexionaran y se pasaran, de vez en cuando, por otro tipo de salas (salas pequeñas, que no cuadran números a finales de mes) y vieran alguna de las propuestas que allí se hacen, algunas con mucho de éxito, otras con mucho criterio… que quizás también podrían triunfar y hacer dinero en una sala grande y comercial… quizás la escena teatral de esta ciudad saldría reforzada.