La duda no únicamente puede poner en peligro una relación o una amistad sino que es capaz de destruirla.
Nathalie Sarraute escribió hace más de medio siglo un texto muy conceptual sobre la amistad y las relaciones. Recibió el Premio Internacional de Literatura por la novela “Les fruits d’or”. Fue una escritora de teatro tardía. “Pour un oui ou pour un non» es de las últimas obras de teatro que escribió. Fascinada por Marcel Proust y Jean-Paul Sartre entendemos porqué en su obra conceda una gran importancia a lo que no se dice, a las cosas que parecen anodinas, a su sentido escondido y a los pequeños dramas cotidianos.
Dos antiguas amigas se encuentran en un intento de recuperar la amistad enfriada no se sabe muy bien porqué. Ellas quieren aparentar que lo saben, intentan buscar razones que no encuentran y utilizan palabras en tono insultante, miradas y gestos expresivos. La incomprensión va creciendo a medida que hablan, las situaciones y los motivos no son claros pero la distancia se va haciendo cada vez mayor hasta que llegan a una situación que ya no es reconciliable.
Dentro de un relato lleno de palabras con significado oculto en el que me costaba mucho entrar, he encontrado una idea surrealista pero original y divertida: llegar al punto de judicializar una incomprensión, un desencanto o un desengaño. Todo el texto es muy críptico, no tiene un hilo conductor ni un relato progresivo ni nada que me ayudara a no alejarme con el pensamiento hacia detalles insignificantes.
La puesta en escena (Elena Fortuny) es original. Las dos amigas se encuentran en el teatro e inician un diálogo entre el público. A medida que se van separando del patio de butacas se acercan a dos grandes paneles que reflejan sus figuras y sus miradas gracias a una iluminación (Lluís Serra) muy acertada. Pero la disposición de la sala a lado y lado de un pasillo por el que circulan las dos actrices y la distancia que se crea entre ellas dos nos hace perder lo que tanto se necesita en un texto como éste: la expresión corporal y la mirada. Maria Pau Pigem i Isabelle Bres son las dos amigas que defienden dramáticamente sus puntos de vista y lo hacen con mucho acierto convenciendo más por el tono que por las palabras.
Tienes que dejarte llevar por la musicalidad del lenguaje y la expresión corporal que las acompaña para poder adentrarte en el texto.