Pequeñas píldoras teatrales cargadas de sátira y humor

Pensem. (Pausa). A la merda!

Pensem. (Pausa). A la merda!
14/01/2020

La primera escena me transportó al conocido dúo cómico Vani Manili. Y no es porque uno de los componentes del grupo (Miquel Malirach) estuviera en el escenario sino que el tipo de humor era muy parecido al que vimos en el teatro Principal de Barcelona hace unos dos años con la pieza “Lo nostre no funciona” junto con Jofre Borràs.

En esta ocasión Manuel Dueso ha escrito y dirigido esta deliciosa pieza teatral en la que se presentan 16 situaciones medio absurdas y verdaderamente reales utilizando el humor en todas sus vertientes: negro, inglés, escatológico, poético, absurdo pero siempre inteligente. Y es esto lo que da sentido y prestigio a la obra. No es nada fácil hacer humor de los problemas que vivimos cada día, de los disparates que estamos soportando tranquilamente, de las desgracias que están sucediendo no muy lejos de aquí, de las pérdidas actuales y futuras. Y cómo no es fácil, Dueso ha optado por un lenguaje que recuerda el teatro del absurdo, a Ionesco o Beckett. En un momento de la obra, los dos actores están callados, pensando y uno de ellos pregunta: ¿A qué hora dices que vendrá Godot? Me he reí yo sola. Y es esta la gracia de este humor, que cada uno puede tomar la parte que quiera. Lo mismo pasa con los mensajes que en la pieza se expresan. Son reflexiones que las  puedes tomar como una degustación, como un aperitivo de tapas diversas.  Y es también por esto que no es una comedia de risa. El público no podía estallar en carcajadas porque detrás del humor hay un texto lleno de contenido dramático.

Aunque a veces el texto es demasiado explícito para mi gusto, hay fragmentos de una poesía indescriptible que te llegarían hondo si las escenas no se sucedieran con tanta rapidez que no puedes llegar a recrearlas. Estos pequeños momentos justificarían una segunda vuelta a la obra o conseguir el texto para poder leerla.

La combinación de actores y actriz es magnífica. Manuel Dueso muy conocido por el público por su participación en series televisivas demuestra su gran versatilidad. Fue cofundador de la Sala Beckett, fue uno de los protagonistas de Ñaque, de Sanchís Sinisterra y por tanto, no puede evitar este tono Becckiano que le ha dado a la obra.

Bien acompañado de Miquel Malirach y Carme González forman un trio que representan 6/7 personajes. Los cambios rápidos hacen que las escenas estén magníficamente entrelazadas entre sí y esto es gracias a la escenografía de Sebastià Brosa y Mallu Duben,  la música y espacio sonoro de Bárbara Granados y el diseño e iluminación de David Bofarull y Xavi Garcia.

En medio de tanta oscuridad y desencanto, el humor nos muestra la ternura de la humanidad.

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