¿Puede una sola obra abordar temas como la ciencia cognitiva, el concepto de alma y la atraccción sexual sin dejar de ser entretenida? Si me lo hubieran preguntado hace un par de semanas, habría tenido mis dudas sobre la respuesta, pero después de haber visto Pensaments secrets puedo afirmar que sí. La primera incursión del actor Lluís Soler en el ámbito de la dirección teatral aborda un género híbrido, a medio camino entre el teatro al uso y la divulgación científica y, extraño como puede parecer sobre el papel, consigue un montaje interesante, con unas interpretaciones más que correctas y una puesta en escena solvente. Pensaments secrets alimenta el intelecto y genera interesantes debates postfunción. Sorprendente y muy recomendable.
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