Pesadilla infantil

Peeping Tom: Kind

Peeping Tom: Kind
13/07/2019

Peeping Tom es una compañía que está siempre a un nivel superior. Se puede relativizar su impacto cuando ya los has visto una o más veces, se pueden comparar sus espectáculos, se puede criticar o no que se mantengan siempre fieles a un estilo… pero no creo que nadie pueda cuestionar que a estas alturas su imaginario y su bagaje dentro de la danza-teatro son de una importancia vital. Son un referente para muchas compañías, y en los últimos años hemos empezado a ver en Barcelona espectáculos que iban por una línea similar… Gabriela Carrizo y Frank Chartier son dos maestros de la dirección de escena y de la investigación teatral, hasta el punto de saber crear mundos oníricos y surrealistas que pocos se atreven a imaginar.

El mundo que han creado en Kind -la tercera parte de una trilogía, formada también por Vader y Moeder– es realmente monstruoso, quizás el más tétrico y tenebroso de los tres. Ambientado en un espacio abierto, concretamente en un bosque que empieza junto a una cantera. Y es que no hay nada más adecuado para enmarcar los miedos infantiles que un bosque como el de los cuentos, donde una especie de científicos-picapedreros van construyendo la pesadilla particular de una niña muy especial vestida de rojo (¿posible referencia a Caperucita?). Los personajes que lo habitan van desde unas supuestas derivaciones del padre y de la madre (retratos implacables e incluso violentos), hasta animales antropomórficos y monstruos aparentemente inofensivos. Dentro de este universo caben todos los temas que al espectador se le puedan ocurrir: los celos infantiles, la violencia dentro del núcleo familiar, las contradicciones de los roles femenino y masculino, los abusos sexuales, la desconfianza y el miedo a aquello que es desconocido, etc.

Mención aparte merecen los bailarines, que como siempre se mueven a ritmos sincopados y desafían todo el rato la estructura del cuerpo humano. Con la música de Tristán e Isolda de fondo, y con un decorado hiperrealista, todo coge una dimensión extraordinaria. La ovación final del público, similar a una explosión contenida, demuestra que la gente de PeepingTom siguen impresionando y despertando emociones diversas.

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