Ya no resulta tan extraño encontrar espectáculos en nuestra cartelera basados en textos inicialmente no pensados para ser representados. Últimamente, por ejemplo, hemos visto puestas en escena de ensayos como El teatre i la pesta de Artaud o Els mots i la cosa de Carrière, entre otros. Alfonso Sánchez y Alberto López ahora dan un paso más allá y teatralizan una compilación de artículos periodísticos de Arturo Pérez-Reverte, unificando monólogos y reflexiones diversas con un débil hilo argumental. El experimento aguanta bastante bien el riesgo asumido y sólo se le puede reprochar todo aquello que los escritos de Reverte ya traen de serie. Patento de corso busca claramente la proximidad temática con el público, extrayendo toda la comicidad posible a un material lleno de palabrotas y violencia gratuita. Aprovechando el estado de ánimo de frustración generalizada, el autor expresa lo que cualquier trabajador indignado de barrio proletario gritaría a la televisión, con la única diferencia que usa un lenguaje (por momentos) más elaborado. El problema es que de profundidad hay poca, la argumentación es deliberadamente zafia y, por lo tanto, su humor también. Quizás el espectáculo tendría que asumir sus limitaciones, acortar la duración y combinar a Reverte con otros autores para evitar ciertas reiteraciones. Afortunadamente, los dos protagonistas defienden la propuesta con muchas ganas y su carisma (ya demostrado en El mundo se nuestro u Ocho apellidos vascos) supera en muchas ocasiones las dificultades antes mencionadas y consiguen hacer al público pasar un buen rato.
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