Esta es la historia de tres amigas con un pacto de juventud, pero también es un viaje hacia la maternidad deseada y la liberación de trabas y encorsetamientos. Se trata de un musical íntimo, con un buen punto de partida, unas canciones resultonas y unas intérpretes (Mar Maestu, Maria Viñas y Elia Corral) que vocalmente y actoralmente dan el máximo. Lo que sucede es que la dramaturgia se enreda en una especie de McGuffin que no lleva a ninguna parte, y encima no acaba de ligar bien con la partitura de Òscar Peñarroya. En ocasiones da la sensación de que la trama avanza hacia una dirección, mientras que las canciones retardan su evolución y hablan de temas secundarios, y en un musical pequeño y condensado cómo es este esto es un lujo que no se puede permitir. Se agradece, sin embargo, que la obra tenga un sentido del humor osado y consciente, así como algunos momentos íntimos donde se puede profundizar mucho más en la relación personal de las tres amigas. De hecho, creo que se hubiera ganado en eficacia si se hubiera apostado por este camino, en lugar de buscar artificios que a veces funcionan… y la mayoría de las veces distraen.
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