Después de casi 20 años del estreno original de Paraules encadenades, en su momento protagonizada por Emma Vilarasau y Jordi Boixaderas, el interés que puede suscitar una nueva puesta en escena tiene más de comercial que no de artístico. El laberíntico texto de Jordi Galceran fue original e impactante hace dos décadas (y todavía lo es, en cierto modo), pero su planteamiento es tan cerrado y milimétrico que poco espacio le queda al director para aportar algo nuevo más allá de volver a hacer funcionar su engranaje impecable. En este sentido, Sergi Belbel lleva a cabo su función de artesano a la perfección. El espectáculo consigue la tensión y el ritmo adecuados, una atmósfera inquietante y unas buenas interpretaciones de David Bagés y Mima Riera. Sin embargo, no podemos obviar que se trata de un Galceran primigenio y que, a pesar de su enorme talento, actualmente, el texto tiene las de perder comparado con sus obras posteriores. Los giros constantes y la estructura de rompecabezas son dos obsesiones definitorias de su estilo que, con los años, se ha ido puliendo y sofisticando hasta llegar a cotas tan altas de calidad como El mètode Grönholm o Carnaval. Obviamente, en esta pieza, este nivel óptimo todavía estaba por llegar. De todos modos, el montaje continúa siendo un entretenimiento magnífico y un delicioso juego macabro… a pesar de que, desde la mirada actual, ahora le vemos más las costuras y los ases en la manga sorprenden un poco menos.
¡Enlace copiado!