Entrañable y divertido

Pan, el musical

Pan, el musical
16/06/2016

Con la excusa de una historia sobre un unicornio con conflictos tecnológicos, Pan, el musical nos presenta un monólogo humorístico (y no un musical) sobre los problemas de su actor protagonista para representar el espectáculo que supuestamente venimos a ver. Esta broma simpática y bastante absurda le sirve a Sergi Polo para encadenar toda una serie de anécdotas, reflexiones e idas de olla, donde realidad y ficción se mezclan con efectivas técnicas de comedia de stand-up. La falta de hilo conductor se ve, en este caso, compensada con el carisma de este narrador que mantiene el ritmo y el interés de la propuesta con poca cosa más que su peculiar punto de vista y su personalidad entrañable. La sencillez del montaje (más o menos, de una hora de duración) juega a favor de su espíritu lúdico, cercano y, en cierto modo, lleno de una genuina inocencia. Polo se hace querer interpretando un alter ego aficionado a improvisar juegos de palabras y bromas de una simplicidad enternecedora. Más allá de esto, también encontramos pequeñas dosis de mala leche, pinceladas críticas y algún curioso riesgo metateatral que completan el conjunto. No obstante, es en las partes donde la interpretación coge más naturalidad cuando el mecanismo funciona mejor y, entonces, resulta difícil no congeniar con el actor a pesar de que, quizás, es una tontería aquello que nos explica. En definitiva, se trata de un entretenimiento inofensivo hecho con entusiasmo y originalidad que, por cierto, se reserva para el final una canción que es, de lejos, lo más divertido de todo y que hace, inevitablemente, que el espectador salga del teatro con una gran sonrisa en la cara.

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