Hace dos temporadas tuvimos la ocasión de ver una obra de Juan Carlos Martel: “ Homenatge a Tomás Giner”, una obra documental en la que seis personajes hablan en primera persona sobre la Barcelona de la transición de los años 70 y 80, la Barcelona alegre, revolucionaria, valiente pero también convulsa y canalla. El underground barcelonés se llenó de aires de libertad política, artística, cultural y sexual. En esta obra se hablaba de José Pérez Ocaña y de Nazario y oímos grabadas las palabras de Javier Mariscal, Carme Sansa y Jaume Sisa, todos ellos muy conocedores de aquel momento especial.
La visión global de toda aquella época la resume Marc Rosich, dramaturgo y director de escena, en una representación delicada y fidelísima de aquellos años en Barcelona a través de la figura de Ocaña, pintor, activista homosexual, performer, cantante y ramblero llegado de la Andalucía natal. El inefable Joan Vázquez es Ocaña que canta con un sentimiento desbordante sus canciones preferidas, una selección de coplas de Quiroga, León y Quintero entre otros. El director musical es el maestro Marc Sambola que es un puntal extraordinario sobre el cual Vázquez puede realizar su exhibición para recrear a Ocaña. Ya al principio de la función, los acordes de guitarra te preparan para lo mejor, y lo mejor es toda la pieza cargada de lirismo, de coplas tan conocidas como “Ojos verdes”, “María de la O”, “Y sin embargo te quiero” y alguna sorpresa: Una canción de Marc Sambola inspirada en textos de García Lorca refiriéndose a la muerte de un amigo de la infancia de Ocaña. “Se quiso ir a la luna sin saber que en la luna no hay flores para hacer miel”. Momento dramático que te conmueve profundamente. Joan Vázquez lo puede hacer todo sobradamente, seguro de su movimiento, de su voz hablada y cantada y de su gran magnetismo. Él viaja a través de toda la historia utilizando únicamente pequeños cambios de vestuario (Joana Martí).
No podían faltar las pinturas del propio Ocaña ni una colección de fotografías suyas y de su amigo Nazario, conocido por ser uno de los más destacados del cómic gai dentro de la movida barcelonesa de aquellos años. Ventura Pons le dedicó una película “Ocaña, retrat intermitent”, que fue seleccionada en el festival de Cannes en 1978 y que se convirtió en una película de culto. Nazario participó también en esta cinta y de su amistad surgió, después de la trágica muerte de Ocaña, su trabajo «La Gloriosa Asunción de Ocaña al Reino de los Chulos«.
Muchas gracias a todos por estos inolvidables homenajes.