Next to normal es uno de esos musicales pequeños, pero de prestigio, que año tras año van ganando adeptos y se acaban convirtiendo en piezas de culto. Su paso por la cartelera barcelonesa el 2017 -con Nina y Roger Berruezo en el reparto- no resultó precisamente un éxito de público, fue más bien un tránsito y una oportunidad para que algunos descubriéramos esta pequeña joya, ganadora de tres premios Tony y de un Pulitzer. En Madrid tampoco funcionó…
Se tiene que reconocer que la obra no es el que uno se espera cuando va a ver un musical. No tiene coreografías, ni escenarios espectaculares, ni ninguna canción excesivamente famosa… Además, trata sobre la salud mental, sobre la pérdida y las relaciones familiares. Un estilo similar a Fun Home, que por desgracia tampoco acabó de funcionar en la versión catalana. Pero justamente su temática es el que la hace especial y la eleva por encima de muchas compañeras de viaje. En cuanto a la música, justo es decir que nos encontramos con una banda sonora ecléctica en la que se mezcla el rock, el folk y melodías típicas de Broadway. El resultado es alentador, y muy interesante.
La versión que ahora nos llega está abreviada, puesto que la experiencia inmersiva (pantallas y proyecciones por todos lados) así lo requería. Y bien es verdad que no parece que falte nada, el argumento se entiende y los personajes mantienen su profunda verdad. Plásticamente, además, el resultado es un auténtico goce, y musicalmente no se puede pedir más de cinco intérpretes entregadísimos y con grandes cualidades vocales. Al frente de todos ellos, Alice Ripley, la actriz que estrenó el montaje en Broadway y que recibió un Tony por su trabajo.