El teatro Eòlia hace una apuesta por los creadores/as e intérpretes emergentes para dar a conocer nuevos talentos a partir de los trabajos de final de grado de la Escuela Eòlia.
El autor y director es Martí Torras i Mayneris a partir del TFG del Grado de interpretación de Eòlia con la colaboración de Paco Mir en la dramaturgia.
Yo iba convencida a ver un teatro documental sobre el abandono de las ideas para reconvertir la Monumental desde que hace 10 años el “Parlament” votó por mayoría suprimir los toros en Catalunya. No era lo que me esperaba aunque esta obra ha superado de largo mis expectativas. El debate sobre las corridas ya no está sobre la mesa de las administraciones ni en boca de la ciudadanía. Después de las recogidas de firmas, manifestaciones en la plaza de Sant Jaume y delante de la Monumental manchados de sangre y del éxito de una iniciativa popular, el tema ha dejado de existir aunque todavía existen los “correbous” y “braus embolats”, pero éste no es el tema que nos ha ocupado hoy. Y precisamente porque el debate ya no está abierto me ha sorprendido esta apuesta valiente, atrevida y descarada alrededor de la fiesta taurina, del lenguaje de la tauromaquia, la voz de los políticos, periodistas especializados, toreros e incluso de los protagonistas de la historia: los toros catalanes que una vez en el paro viven plácidamente en la dehesa. La chulería del mundo de los toros, la bravura, el canto a la virilidad, el “Món Mascle” de Terenci Moix, todo queda ridiculizado con un humor fino, elegante y sano sin menosprecios ni desautorizaciones.
La escenografía de Anna Tantullen es un ruedo, el público alrededor está distribuido en las dos zonas conocidas de sol- sombra y acompañados de pasodobles y coplas, un grupo de jóvenes actores y actrices realizan un trabajo interpretativo magnífico. Son Alba Castellví, Patrick Gannon, Rubén Lunares, Natàlia Mas, Marta Penya, Cristina Prats y Guillermo Vernal. Todos ellos y ellas, juntos o separados participan en las diferentes escenas que se suceden con una velocidad de vértigo. Los cambios de vestuario son rápidos y eficaces, las ideas van apareciendo con un matiz o punto de vista diferente, el público participa de forma espontánea o provocada y el resultado es espectacular.