Partiendo de un sueño que tuvo la actriz Anna Tamayo en el que su madre fallecía, la intérprete y creadora escénica nos trae esta tierna y divertida oda a las madres, y a todas nuestras ancestras. Cuando decimos que “cada vez nos parecemos más a nuestras madres” nunca lo decimos en un término positivo, pero esta obra busca y encuentra el reverso positivo de este dicho. Mi madre en bragas es una obra feminista que plantea un ejercicio de amor y cuidados intergeneracionales. Por eso, Tamayo trae a su madre real a escena para decirle todo lo que desea antes de que el aviso de su sueño se haga realidad.
Ambientado en un camping donde solían veranear, la dramaturgia de Raquel Oscos nos plantea este espacio como metáfora de la vida: un lugar incómodo donde a pesar de estar de paso, hacemos tremendos esfuerzos por instalarnos como si fuera para siempre. Ambas interpretaciones son brillantes y poderosas, con la dirección de Lali Álvarez y el acompañamiento musical en directo de Alba Rubio Pons que construye y nos conduce a través de diversos ambientes. Rosa Escalera, la madre, tiene tal presencia escénica que le basta con levantar una ceja para llenar la sala de carcajadas. Ahí entendemos que de la casta le viene al galgo, porque Anna Tamayo salta enérgicamente de la comedia al drama más íntimo o al ritual más místico. Eso sí, lo hace todo con tal grado de sinceridad y autoparodia, que es imposible no seguirla allá donde nos quiera llevar. El contraste entre los dos personajes no sólo sirve para la comedia, sino que despierta la empatía e identificación en el público. El punto de vista más pragmático y sosegado de la madre enfrentado a la necesidad de respuestas existencialistas de una hija llena de ansiedad nos brinda un retrato intergeneracional con el que cualquiera puede sentirse identificado.
En definitiva, la Cía Candida vuelve con una preciosa joya teatral que mezcla la autoficción y la autoparodia con momentos de tremenda ternura para crear un espacio donde reivindicar el derecho de las madres a ser miradas y escuchadas. Esperamos que tenga un largo recorrido y que este espacio bien merecido por las madres sea cada vez más grande.