Alguien podría pensar que es imposible coger un texto de Woody Allen y añadirle un toque personal que incluso mejore el trabajo de nuestro admirado director neoyorquino. Pero Àlex Rigola lo consigue con Marits i mullers, un montaje donde confluyen todas las virtudes de estos dos creadores aparentemente tan distintos.
Con una escenografía desnuda, una puesta en escena milimétrica y perfectamente estudiada, y unas interpretaciones sobrias, contenidas y cargadas de complicidades,Marits i mullers nos habla del amor y el matrimonio con gracia y socarronería, con humor y verdad, y nos empuja a acompañar a los personajes en sus derivas personales.
Un reparto de lujo para uno de los grandes espectáculos de este inicio de temporada. No os lo perdáis.