Cuesta de imaginar un concierto en solitario de Mariona Castillo -una de nuestras mejores actrices de musical- donde solo se canten canciones de David Bisbal. Cuesta de imaginar, pero es absolutamente cierto. Bis a bis supone un homenaje que la cantante hace a su principal ídolo, y no contenta con ello convierte el espectáculo en una fiesta reivindicativa del feminismo, el poliamor y las relaciones que huyen de lo habitual. Cuesta de creer que todo pueda formar parte del mismo cocktail, pero es así. De hecho, Bisbal es el objeto de culto pero también el chivo expiatorio, sobre todo por las letras de la mayoría de sus canciones. Unas letras que son diseccionadas y estudiadas, especialmente bajo el prisma de la escritora y activista Brigitte Vasallo, a quien la cantante también dedica la parte ideológica del espectáculo.
Como concierto, justo es decir que la factura y el resultado final son realmente impecables. Adaptar las canciones de Bisbal a voz, guitarra y percusión no es cosa sencilla, y en cambio muchas de las versiones lucen incluso mejor que las originales. El concierto es un repaso a la discografía del cantante almeriense, desde las clásicas Dígale, Silencio o Escondidos hasta algunas de su último álbum, sin olvidar temas más festivos como Oye el boom o Lloraré las penas. En definitiva, un autoregalo (como decía la misma Mariona Castillo) y también un concierto sorprendente que va más allá de los clichés y las fórmulas preestablecidas. Un concierto que empieza de una manera y acaba transformado en un acto de amor reivindicativo y muy sincero.