Grotesca revolución

Marat/Sade

Marat/Sade
19/07/2015

Conocida por muchos por la adaptación que hizo Adolfo Marsillach durante el franquismo, por la por película dirigida por Peter Brook (basada en su propio montaje teatral) o por la más reciente versión de Animalario, Marat/Sade es una obra muy mitificada que, verdaderamente, siempre apetece ver. En esta ocasión, la veterana compañía andaluza Atalaya ha sido la encargada de llevar a escena el texto de Peter Weiss que, en 1963, mezcló de forma muy inspirada conceptos del teatro de Artaud y Bertolt Brecht con una historia de teatro dentro del teatro con el Marqués de Sade y Jean-Paul Marat como protagonistas. El espectáculo, bajo la dirección de Ricardo Iniesta, no aporta grandes novedades al imaginario que ya todos tenemos tanto estéticamente como formalmente de la pieza. A pesar de esto, la propuesta se ejecuta con gran solvencia, dominio espléndido del espacio, un trabajo corporal notable y un uso muy adecuado de la escenografía y los elementos. La coordinación del grupo de intérpretes es, además, la parte visualmente más satisfactoria junto con las interpretaciones de aquellos actores (no todos) que nunca pierden el personaje de partida (el loco). Quizás el planteamiento es poco arriesgado (teniendo en cuenta los referentes anteriores) y peca de academicista pero, en términos generales, funciona muy bien. Por otro lado, la reflexión sobre la censura, la opresión, las revoluciones fallidas y las fronteras entre la colectivitat y el individuo continúa, desgraciadamente, de rigurosa actualidad; de tal manera que su fuerza sobrepasa el montaje en sí y cualquiera de sus debilidades que, en este caso, son pocas y discretas.

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