Puede parecer una contradicción recomendar positivamente una obra con la que no has conectado, pero en el caso de Mammón hay que diferenciar el interés generado por su historia o sus personajes de la calidad artística con la que se presenta el conjunto. Creo que si eres fan absoluto de autores como Irvine Welsh o Thomas Pynchon, o bien de cineastas como Tarantino, Robert Rodríguez o Guy Ritchie, hay muchos puntos a favor de que conectes con el que se presenta, pero si no te dejas llevar por el artificiosidad del estilo puede ser que te resbale todo espalda abajo. De todas formas, tengo que admitir que momentos como el del peyote, la timba secreta o el clímax en la habitación del hotel me arrastraron a su terreno y me divirtieron bastante, quizás por la magnífica y ágil dirección de Nao Albet y Marcel Borràs, quizás por su imaginación desbordante, quizás por la eficacia de unos actores muy competentes, quizás por la sabia utilización de los recursos teatrales… Sea como fuere, esta primera entrega de la trilogía Tot pels diners es un plato que gustará o no… pero que no dejará indiferente. Creo que es un acierto del Teatre Lliure dar voz a gente tan joven como Albet y Borràs, que utiliza el teatro sin ningún tipo de prejuicio ni reverencia… a pesar de que se puede correr el peligro de que todo ello quede finalmente sólo en una pose.
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