Nada más entrar en la sala tres actores imitan de forma cíclica los movimientos de las azafatas de vuelo, mientras que de fondo escuchamos el sonido de una supuesta sodomía. Esta imagen inocente, pero perversa, nos adentrará en una vorágine de historias y personajes muy actuales que comparten unos helados de Macadamia Nut Brittle una noche cualquiera, en una ciudad cualquiera. Son personajes que conocemos, que están cerca nuestro, y que podríamos ser nosotros nosotros mismos, a pesar de que cueste aceptar la brutalidad y la deshumanización constante en la que viven. Ricci/Forte pone énfasis precisamente en esto último, mostrándonos una sociedad donde el sexo es el rey, donde las relaciones son frías como el hielo, donde se rompe con alguien por WhatsApp, donde la gente se refugia en la ficción para no relacionarse, donde no se acepta envejecer, donde cualquiera puede grabar un accidente con el móvil o vivir maltratado bajo un ideal de amor equivocado y erróneo.
Ricci/Forte, uno de los grupos más subversivos del panorama teatral italiano, es especialista al poner el dedo en la llaga. Su estilo se basa en la denuncia y la provocación, y para llevarlo a cabo no pierden ninguna oportunidad ni desestiman ningún recurso. Así, durante una hora y media vemos como utilizan la desnudez, las máscaras, las referencias a la televisión actual, la violencia, la sangre y, como no, la música. En este sentido, el momento más espectacular se produce con una canción de Dreamgirls, otro paradigma que les sirve para criticar la exaltación de la fama, la belleza y el culto a la eterna juventud. Pero en medio de tanta performance, hay que reivindicar unos grandes actores, capaces de hacer mil y una barbaridades y afrontar después un difícil y emotivo monólogo como si nada. Una proeza que sólo unos pocos pueden lograr… El único inconveniente es que quizás os perderéis con los largos parlamentos en italiano, dichos a toda máquina. Por cierto, desde las puntas o extremos del Teatre Lliure los subtítulos son prácticamente ilegibles.