La tentación de pasar del teatro al cine es muy grande, pero también hay directores y guionistas que de vez en cuando escogen los escenarios para probar ideas nuevas o buscar el placer de tener un público en directo. Cesc Gay lo ha hecho, y con bastante éxito, en varias ocasiones. Ahora le ha llegado el turno a David Trueba, conocido por películas como La buena vida, Soldados de Salamina, Vivir es fácil cono los ojos cerrados o Saben aquell. Su estilo, casi siempre intimista y ligado a personajes cotidianos y muy reales, encaja muy bien con este debut interesante y prometedor.
Los guapos nos habla de dos amigos que se reencuentran muchos años después. Pero no es un encuentro casual, sino que tiene un interés oculto que conoceremos a medida que avance la obra. Se trata de un encuentro amistoso pero llena de reproches y desconfianzas, sobre todo por un tema de clase que aparecerá continuamente y desafiará el tipo de sociedad que cada uno de ellos ha escogido para vivir. Se trata de una historia que podría ser heredera de aquel cine quinqui de los ochenta o que podría haber salido de la imaginación de Juan Marsé. Una historia que habla de clase trabajadora, de gente de barrio, de fracasados y también de personajes que han podido salir del ambiente imperante en su adolescencia… Los guapos parece una obra que habla de revancha, de justicia social, pero escondida dentro de una trama corriente y unos personajes comunes.
Creo que la obra funciona sobre todo por unos diálogos ágiles, potentes, y por toda la trama de la demanda legal que uno de los personajes quiere cursar. Quizás la historia más íntima entre los dos protagonistas queda más difusa, y la forma de presentar los diferentes cambios de día y de tiempo no está del todo definida. Tampoco he entendido demasiado bien el uso de la iluminación, supeditada a una escenografía muy bella pero quizás un poco inverosímil. Por otro lado, Anna Alarcón y Vito Sanz cumplen perfectamente con las expectativas que teníamos depositadas, siendo ella quizás la que tiene el papel más complicado y más agradecido.