Los bancos regalan sandwicheras y chorizos es, para mí, una de las obras de teatro que no se acostumbran a representar y que se deberían representar con mucha más regularidad. En una primera lectura superficial, podríamos decir que trata sobre los restos del franquismo y la concepción que tienen los jóvenes sobre él.
Pero… ¿solamente es eso? Yo, personalmente, creo que se trata de mucho más que eso. Se trata de un teatro experimental, rupturista, sin miedo, joven. Se trata de una obra que hace parodia del tema más sangriento e hiriente de la historia contemporánea de España. Es una obra valiente, que no teme a hacer performances y a mostrar los prejuicios que, a su vez, se tienen de una juventud a la que se tacha de alienada, de esperanza perdida, de reflejo de una dictadura.
La compañía José y sus hermanas ofrecen en la Sala Tarantana una verdadera clase de teatro al público mediante un elenco de jóvenes del Institut del Teatre que se dejan la piel en una pieza puramente vanguardista. En esta obra hay lugar para todo: la risa, la reflexión, la indignación, el aprendizaje, la contemplación de la belleza teatral…
Los bancos regalan sandwicheras y chorizos es una miscelánea que consigue transmitir al público lo que es el franquismo para la gente joven: motivo de indignación y lucha social pero también motivo de parodia. Mediante una gran multitud de escenas (en ocasiones muy crípticas, que el espectador aprecia por su belleza pero no acaba de entender del todo), el espectador queda conmocionado por la actuación de la juventud en torno al franquismo. Se trata de una obra que lleva a la posterior reflexión, ya sea para digerir tantas escenas tan distintas entre sí, o para volver una vez más a replantear preguntas e interrogantes acerca del franquismo y sus consecuencias.