A lo largo de los años, Oriol Broggi nos ha demostrado que es todo un maestro creando atmósferas teatrales, las cuales permiten al espectador viajar hasta el mismo lugar y momento en que transcurre la acción que representan. En esta ocasión, el viaje era largo, concretamente a un lugar y a un momento histórico donde el espectador no está muy acostumbrado a ir (o nada): la China del siglo XIII.
Así pues, el reto no era fácil, pero el resultado final transmite un conjunto de sensaciones y percepciones que permiten trasladarnos hasta el lejano oriente, consiguiendo así uno de sus propósitos. Hay que decir que, todo esto, se consigue gracias a una narrativa fiel y cercana a la visión oriental, muy diferente a la nuestra (hecho que puede provocar extrañeza en el público no habituado), la cual cuenta con una puesta en escena de ritmo pausado, muy al estilo del cine de Akira Kurosawa, por ejemplo, uno de sus posibles referentes. Obviamente, la parte técnica también es una parte fundamental en la creación de esta atmósfera oriental y, en este sentido, he de decir que la obra es impecable a nivel formal. Nos encontramos con un escenario desnudado y envolvente a cuatro lados que sitúa el espectador en medio de la acción y lo hace entrar en lugares que construye dentro de su mente, los cuales van desde un gran palacio hasta un pequeño pueblo. En esta ocasión, la habitual arena de Oriol Broggi se adecua más que nunca a este texto antiguo que, en compañía del humo y junto con una elaboradísima iluminación, unos buenos efectos sonoros y un vestuario muy adecuado, acaban de dar forma a esta atmósfera tradicional china.
Por otro lado, resulta bastante acertado la utilización del recurso musical a lo largo del montaje, el cual confiere una mayor dimensión a la obra, ligando a la perfección con esta y proporcionándole un toque de personalidad. Por último, no se puede olvidar el intenso trabajo que realizan los actores, los cual se dejan la piel sobre el escenario y brindan unas interpretaciones a la altura de este montaje, dándole así sentido a todo él.