El debut de la compañía Pyros con Llibres per cremar no dejará a nadie indiferente. Desde el primer momento (antes incluso de que la obra empiece) el público ya se ve implicado con una encuesta: ¿Qué libro quemarías primero y cuál quemarías el último?
Ya desde el inicio la obra plantea una clara problemática literaria y cultural. Es la guerra, los personajes sienten el frío… En el momento en el que nada queda y el frío llega, ¿qué motivo hay para no quemar los libros de la biblioteca de un profesor de universidad? Los libros, la cultura, la huella que se deja en la eternidad… eso es lo que define al ser humano en principio.
Pero todos estos preceptos civilizados que todo el público comparte empiezan a caer por sí solos a lo largo de la obra. Tanto hombres como mujeres cambian cuando una guerra estalla. Todo se pierde. Hasta la humanidad. El hombre, deja de ser hombre cuando pierde la humanidad.
Y así lo demuestran Ramón Vila, Paula Sunyer y Roger Batalla con una puesta en escena humilde pero potente. Con gran uso de la iluminación y una buena actuación, hacen que el público empiece juzgando desde la humanidad y acabe sintiendo piedad, compasión, hacia los actos más deleznables, más animales, deshumanizados. Es fantástico como los actores consiguen que el público se identifique con algunas conductas, que se ponga en su lugar, que intente comprenderlos, aunque actúen erróneamente.
Llibres per cremar consigue que el público piense en todo lo que el ser humano da por sentado pero que puede perder por algo tan sencillo (o quizás tan complejo) como pueda ser morir de frío. ¿Qué libro vale más que un minuto de llamas cuando uno se muere de frío?