La metáfora del valor de la literatura

Llibres per cremar

Llibres per cremar
13/02/2018

Llibres per cremar es el único texto teatral de la prolífica autora belga Amélie Nothomb, aunque no es la única obra suya que se ha podido ver en Barcelona. Hace algunos años, Lluís Soler y Xavier Ripoll escenificaron su novela Cosmètica de l’enemic en la Sala Muntaner. Nothomb es una autora muy original que siempre hurga en recovecos extraños e inexplorados del alma humana. En el caso de Llibres per cremar (Les combustibles) propone un dilema a vida o muerte a propósito del valor de los libros. ¿Cuál o cuáles escogeríamos para quemarlos si necesitáramos combustible de manera inexorable? ¿De cuál o de cuáles nos desharíamos primero? Este planteamiento, tan cruel visto desde la comodidad, obliga a los protagonistas a priorizar autores. ¿Cuáles son los más prescindibles? ¿Cuáles tienen un valor supremo y de los que, en consecuencia, no nos podemos deshacer de ninguna manera?

En esta ocasión, en el Maldà, la obra ha supuesto el debut de la Companyia Pyros, que ha contado con el veterano actor Ramon Vila, junto a Paula Sunyer y Roger Batalla, quien, además, firma la traducción de la obra. Bajo la dirección de Blanca Bardagil, encarnan al profesor, a Marina y a Daniel, tres personajes que viven cercados por el frío en casa del profesor en el marco de una guerra. Una vez lo han quemado todo para alimentar a la estufa para calentarse, utilizarán la materia del espíritu, o sea, los libros, como combustible. Entre tres personas intelectuales y ampliamente leídas, el dilema está encima de la mesa. ¿Por cuál empezar? ¿En qué orden hay que quemarlos?

Las actuaciones de los actores son desiguales. Ramon Vila, por veteranía y por tablas, es zampa a los dos actores jóvenes. Vila es un profesor cínico, hipócrita y aprovechado que aborda su papel con maestría. Roger Batalla defiende bastante bien el rol del estudiante idealista, pero quien todavía no demuestra suficiente habilidad interpretativa es Paula Sunyer, que resulta un poco monótona y postiza como Marina.

En cualquier caso, siempre es un lujo poder ver representado un texto de Amélie Nothomb, una autora corrosiva que en cada libro que escribe abre nuevas maneras de ver el mundo.

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